En nuestro último informe, LTM06-24, analizamos las tendencias transaccionales durante los doce meses previos a junio de 2024, destacando que el segundo trimestre del año fue inusualmente bajo en comparación con ejercicios anteriores. Sin embargo, este descenso en la actividad de M&A no se reflejó a nivel europeo.

A lo largo del segundo semestre de 2024, diversos factores han contribuido a consolidar la ralentización observada en el segundo trimestre, dando como resultado un ejercicio que cerró con una caída aproximada del 37% en el valor total de las operaciones y un 20% menos de transacciones respecto a 2023. En contraste, el tamaño medio de las operaciones en Europa aumentó de forma significativa, pasando de 76,5 millones de euros en 2023 a 115 millones, impulsado principalmente por la elevada actividad en Francia e Italia.

Más allá del contexto internacional, en el ámbito nacional han resurgido ciertos debates que se consideraban cerrados que deberán ser abordados por el regulador con el fin de aportar mayor claridad y estabilidad al sector y, en consecuencia, reactivar la actividad transaccional.

Las inversiones en nuevas tecnologías siguen avanzando, aunque su despliegue no ha seguido exactamente el camino previsto inicialmente. No obstante, se espera que desempeñen un papel clave en la transición energética.

En un contexto marcado por la incertidumbre geopolítica global, el principal reto será llevar los proyectos a COD, incluso cuando sus rentabilidades reales no se ajusten a las proyecciones iniciales. Muchos actores del sector deberán replantear sus estrategias para adaptarse a unas condiciones de mercado cambiantes.

Se espera que 2025 sea un año activo para el sector energético, en el que la gestión de la energía para maximizar el precio capturado será un factor diferencial, especialmente en un contexto de coberturas a corto plazo.

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